Este aumento, que superó las proyecciones de analistas consultados por Reuters, quienes estimaban un 8,6 por ciento, evidencia las dificultades para dinamizar la creación de empleo.

Según el INE, el resultado interanual se explica por un crecimiento de la fuerza de trabajo del 0,6 por ciento, que superó el modesto aumento de las personas ocupadas, que apenas alcanzó un 0,2 por ciento. En consecuencia, el número de personas desocupadas creció un 4,3 por ciento, impulsado principalmente por un alza del 4,1 por ciento en los cesantes y un 5,9 por ciento en quienes buscan empleo por primera vez.

A su vez, la tasa de ocupación informal experimentó una notable disminución, situándose en un 25,8 por ciento, lo que representa una caída de 2,4 puntos porcentuales en los últimos doce meses. Este retroceso sugiere una menor capacidad del sector informal para absorber a los trabajadores, agravando la situación laboral bajo la administración económica liderada por el ministro de Hacienda, Mario Marcel.

Por sectores, los datos del INE muestran que las principales caídas en el empleo se concentraron en la administración pública, el comercio y otras actividades de servicios, lo que refleja una falta de impulso en áreas clave para la reactivación económica. Esta tendencia pone en cuestión las políticas implementadas por el gobierno para estimular el crecimiento y la generación de puestos de trabajo.

Finalmente, el análisis por género revela una brecha significativa: la tasa de desempleo masculina se situó en un 8,2 por ciento, mientras que la femenina alcanzó un 9,7 por ciento.

Estos datos, reportados por Fabián Andrés Cambero y Aida Peláez-Fernández, subrayan los desafíos estructurales que persisten en el mercado laboral chileno, en un contexto de gestión económica que no logra revertir el deterioro del empleo.