¿Huyó para no oír las críticas? Boric se fue a la cumbre del BRICS en Brasil, en medio de cuestionamientos opositores

El presidente de Chile, Gabriel Boric, emprendió este domingo un viaje a Brasil para participar como invitado en la Cumbre de Jefes de Estado del foro BRICS, que se desarrolla en Río de Janeiro, en un contexto cargado de cuestionamientos por parte de la oposición y sectores diplomáticos.
Aunque el gobierno chileno justificó la presencia del mandatario asegurando que responde al "compromiso del país con el diálogo multilateral y la promoción de un orden internacional más justo e inclusivo", la decisión de asistir a este foro —integrado por potencias como China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica— no está exenta de controversias.
Boric ya esta en Brasil!!
— Marcela Marianela (@marcela_m123) July 6, 2025
Que miedo 😧🫣con que va a salir ahora, cada vez que habla deja la 💩ensuciando la imagen de Chile !!
Desde la oposición, se alzaron voces que advirtieron que este movimiento podría generar incomodidades con Estados Unidos, el segundo socio comercial de Chile, y plantearon que el país debería mantener una posición más neutral y pragmática en un escenario geopolítico cada vez más polarizado. En tiempos donde las definiciones diplomáticas tienen impacto directo en los vínculos comerciales y estratégicos, el viaje fue leído por algunos sectores como una señal errática y poco alineada con los intereses económicos nacionales.
No es la primera vez que Chile participa como invitado en una cumbre del BRICS —ya lo hizo en 2014 bajo la presidencia de Michelle Bachelet—, pero el contexto actual y las tensiones globales le dan a esta visita un peso diferente. En su defensa, Boric ha insistido en que Chile no busca integrar el bloque, y que su objetivo es mantener relaciones cordiales y abiertas con todas las potencias, independientemente de su alineación política o económica.
Sin embargo, las críticas apuntan a una gestión de política exterior que, bajo el discurso del "multilateralismo", parece carecer de una estrategia clara, oscilando entre declaraciones idealistas y decisiones que podrían tener costos diplomáticos concretos.
El viaje, lejos de consolidar una posición de liderazgo regional, expone una vez más las tensiones internas de la administración Boric, entre su retórica progresista y las exigencias prácticas de la política internacional.