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Sospechan maniobras fraudulentas

VIDEO | Gabriel Boric se aprovecha de su cargo y sacó una tasa hipotecaria de lujo para un presidente, ¿otro Caval?

Boric adquirió una casa de 450 millones de pesos con un crédito al 90 por ciento, tasa de 3,47 por ciento y pie de solo 10 por ciento, condiciones inalcanzables para la mayoría.

El presidente Gabriel Boric, autoproclamado cruzado contra los privilegios, parece haber tropezado con su propio discurso. La compra de una casa de 450 millones de pesos en un barrio acomodado, financiada con un crédito hipotecario al 90 por ciento, una tasa de interés de 3,47 por ciento y un pie de apenas 10 por ciento, huele a ventaja indebida.

No es un delito, pero apesta a privilegio, ese que Boric juró combatir desde su época de diputado indignado. En 2015, el caso Caval remeció a Chile.

La nuera de Bachelet, Natalia Compagnon, obtuvo un crédito de 6.500 millones de pesos para un negocio inmobiliario en Machalí, con condiciones que gritaban favoritismo.

Boric, entonces, no escatimó en críticas: acusó el “doble estándar” y fustigó a los bancos por sus prácticas. Pero ahora, en un giro irónico, es él quien firma un crédito con una tasa que no aparece en las ofertas públicas, un punto por debajo del promedio, ahorrándole un 20-25 por ciento en costos. ¿Dónde quedó el Boric que cuestionaba a la élite “de Las Condes para arriba”?

El mercado hipotecario chileno está apretado, con tasas al alza y exigencias de pie del 20-25 por ciento. Sin embargo, Boric, desde el sillón presidencial, logró condiciones que cualquier chileno de a pie solo podría soñar.

Fue a un banco privado, no a BancoEstado, al que tanto alabó, y salió con un trato que levanta cejas. Los bancos tienen protocolos estrictos para Personas Políticamente Expuestas (PEP), precisamente para evitar estos favores. Entonces, ¿cómo se explica esta tasa preferencial?

¿Fue iniciativa del banco o una petición desde La Moneda? Boric puede argumentar que su sueldo presidencial y una eventual pensión vitalicia justifican el crédito. Pero esa pensión está en entredicho en el Congreso, y su futuro económico depende de variables políticas, no de certezas. El banco apostó por su cargo, no por su historial.

Eso, en una PEP, es un error grave. Este “Caval” no implica especulación, pero sí un beneficio directo que Boric, como ciudadano común, jamás habría obtenido.

La pregunta no es si es legal, sino si es ético. Y ahí, el presidente que prometió igualdad queda en deuda. ¿Explicará el banco el protocolo aplicado? ¿O seguiremos con el silencio que Boric tanto criticó?

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