Tras la filtración, Cariola ofreció disculpas públicas y explicó que sus comentarios surgieron en un momento de frustración y molestia, aclarando que no reflejan su opinión real sobre el presidente ni sobre sus compañeros de gobierno. La dirigente insistió en que sus críticas fueron personales y no buscan desestabilizar al Ejecutivo.

La situación ha generado un amplio debate sobre la ética política y la confianza dentro del oficialismo, cuestionando la relación entre los legisladores y el presidente. Analistas han señalado que este tipo de filtraciones debilita la imagen de unidad del Gobierno y afecta la percepción pública sobre la transparencia en la política.

A pesar de la polémica, Cariola mantiene su posición de apoyo a Boric en políticas clave, asegurando que continuará trabajando dentro de los marcos institucionales y respetando los procesos internos del partido. La diputada también instó a sus colegas a no dejarse llevar por los rumores ni por la desinformación.

La crisis podría tener repercusiones en la cohesión del oficialismo, especialmente ante la opinión pública y los medios. La filtración deja en evidencia la tensión existente dentro de la coalición y el desafío de mantener la unidad frente a escándalos mediáticos.