Cordero, en un intento por calmar las aguas, salió a hablar con tono pausado, como si la situación no fuera un puñetazo a la confianza pública. “Es un procedimiento policial que se desarrolló por estos días en la zona de Chacalluta”, dijo, confirmando lo que ya había trascendido.

Pero no se quedó ahí: admitió, sin tapujos, que el descontrol en las fronteras es un problema que su cartera no logra domar. Una confesión que suena más a rendición que a estrategia.

La subprefecta Geraldine Chacana, jefa (s) de la Brigada Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado de la PDI en Arica, detalló que los cinco implicados, todos peruanos, cruzaron el control fronterizo en dos vehículos cargados con la ketamina.

La operación, según Cordero, nació de una fiscalización rutinaria de la PDI, pero el hallazgo destapa una verdad incómoda: si hasta policías extranjeros están metidos en el negocio, ¿qué tan podrida está la vigilancia en la frontera? Los detenidos, incluidos los dos agentes peruanos, enfrentarán este miércoles su control de detención, por orden del Ministerio Público.