La condena de Boric no se limitó a un comentario aislado, sino que fue acompañada por una advertencia sobre las implicaciones legales de las acciones israelíes. En su mensaje, el jefe de Estado señaló que el plan de desplazamiento en Gaza, de concretarse, constituiría “una violación flagrante del Derecho Internacional”.

Esta postura refleja una línea coherente en su política exterior, que ha priorizado la defensa de los derechos humanos en el ámbito internacional. Sin embargo, la intensidad de sus palabras generó cuestionamientos sobre si esta atención a conflictos externos desvía el foco de problemas urgentes en Chile, como la crisis de seguridad, el estancamiento económico y las tensiones sociales que persisten en el país.

En sintonía con Boric, el ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren, también se pronunció sobre la situación en Gaza, elevando el tono de la crítica. Van Klaveren calificó el desplazamiento forzado de palestinos como “inaceptable” y afirmó que representaría “un crimen de lesa humanidad”.

Su declaración subraya la posición oficial del Gobierno chileno, que aboga por una solución basada en la coexistencia pacífica de dos Estados: Israel y Palestina. Esta visión, aunque alineada con el derecho internacional y resoluciones de la ONU, contrasta con la complejidad del conflicto y las acusaciones de que Chile podría estar adoptando una postura sesgada al no mencionar las acciones de grupos como Hamás, considerados terroristas por varios países.