Carolina Tohá (Socialismo Democrático)

El extenso programa de 47 páginas de Carolina Tohá promete crecimiento, bienestar y seguridad, pero recicla ideas del gobierno actual, como duplicar la formación de carabineros o crear escuelas regionales para la institución. También insiste en transferir el control de armas al Ministerio de Seguridad y acelerar la construcción de cárceles, medidas que suenan ambiciosas pero que Boric no logró concretar.

Su propuesta de expulsar a extranjeros con penas menores a cinco años por delitos de la Ley 20.000 y simplificar el levantamiento del secreto bancario parece buscar réditos políticos más que soluciones prácticas.

En economía, Tohá apuesta por una reforma tributaria que grava más a los ricos, una estrategia que desincentiva a los empresarios que sostienen el crecimiento del país.

Reducir impuestos a empresas que generan empleo, pero aumentarlos a quienes producen riqueza, podría ahuyentar la inversión. Su plan de transformar 15 ciudades intermedias en modelos de calidad de vida suena idealista, pero carece de claridad sobre su financiamiento.

En migración, limita nuevos flujos a sectores productivos específicos, mientras promete integrar a los migrantes, un equilibrio que Boric no ha sabido manejar. Además, insiste en el aborto por plazos y en posicionar a Chile contra regímenes autoritarios, propuestas que dividen más que unen.

Jeannette Jara (Partido Comunista, Acción Humanista)

Jeannette Jara, con un programa de apenas siete páginas, repite el discurso de Boric sobre desarrollo interno, barrios dignos y ciudadanía plena. En seguridad, propone fortalecer Carabineros y la PDI con control civil y modernizar cárceles, pero estas ideas, ya planteadas por el gobierno, no han mostrado resultados tangibles.

Su plan económico, centrado en un sistema tributario progresivo que castiga a los superricos, desalentará a los empresarios que generan empleo. Aumentar la inversión pública en infraestructura y tecnología, con un enfoque de género, suena bien, pero ignora la carga fiscal que recaerá sobre los productores.

Jara omite la migración, un tema crítico, y se enfoca en medidas laborales como reducir la jornada a 40 horas en el sector público y terminar con las AFP, propuestas que Boric no ha podido implementar. Su énfasis en el aborto libre, seguro y gratuito, aunque progresista, enfrenta resistencias en un país polarizado, lo que podría limitar su viabilidad.

Jaime Mulet (Federación Regionalista Verde Social)

Jaime Mulet centra su programa en crecimiento sustentable, seguridad y control migratorio, pero sus ideas no se alejan del guion oficialista. Propone un Consejo Nacional de Persecución Penal y una Policía Municipal, pero estas iniciativas, similares a las de Boric, no han avanzado. Su idea de un sistema de inteligencia con IA y cárceles en zonas aisladas suena innovadora, pero su factibilidad es dudosa. En economía, promete reindustrialización y empleos verdes, pero la rebaja del IVA en bienes esenciales y exenciones para producciones internacionales podrían beneficiar más a extranjeros que a chilenos.

En migración, Mulet insiste en un control fronterizo estricto con tecnología avanzada, una promesa que Boric no ha cumplido. Los albergues temporales para migrantes vulnerables suenan humanitarios, pero no abordan el problema de fondo. Su apoyo a techos solares y la revisión de la objeción de conciencia en la ley de aborto repiten debates estancados del actual gobierno.

Gonzalo Winter (Frente Amplio)

Gonzalo Winter, con un programa de cuatro ejes, promete crecimiento inclusivo, cuidado, seguridad y un Estado eficiente, pero sus propuestas parecen un refrito de las ideas de Boric.

En seguridad, plantea un estándar de inversión por habitante y unidades de intervención social, pero estas medidas, ya ensayadas, no han reducido la delincuencia. Su plan de cultura para la convivencia y persecución de crimen organizado suena bien, pero carece de novedad. El registro nacional de armas y el enfoque de género en violencia repiten prioridades del gobierno actual.

En economía, Winter propone un comité productivo y transformar minerales estratégicos, pero su reforma tributaria, con impuestos al patrimonio y un mínimo corporativo, castiga a quienes generan riqueza, desincentivando la inversión. La devolución parcial del IVA a hogares vulnerables podría aliviar desigualdades, pero no compensa el impacto en los empresarios.

En migración, su plan de regularización de extranjeros y apoyo a barrios con alta migración repite promesas de Boric que no han mejorado la convivencia. Winter también insiste en un salario mínimo de 730.000 de pesos chilenos, aborto sin causales y reducir ministerios, pero estas ideas enfrentan los mismos obstáculos que han frenado al gobierno.

En un contexto de descontento con Boric, los candidatos oficialistas apuestan por medidas que, lejos de innovar, repiten un libreto desgastado. Gravar a los productores y revivir propuestas estancadas podría alejar más a un electorado ya desencantado.