¿La culpa? Toda para ISA Chile, según él, mientras su Gobierno se limita a “estar encima” y a indignarse desde la comodidad del micrófono.

“No es tolerable que se afecte la vida cotidiana de millones”, tronó Boric, como si señalar con el dedo bastara para encender las luces. La falla, dijo, vino de ISA Chile, y aunque admitió que la recuperación “debió estar lista hace rato”, prefirió posar de víctima antes que explicar por qué su administración no anticipó ni gestionó mejor la crisis.

Con casi la mitad de los 4.150.000 hogares aún sin luz al momento de su mensaje, el mandatario optó por prometer que “los responsables responderán” y que las instituciones “funcionarán bien”. Claro, algún día.

Lo más burdo llegó con su decisión de mantener el estado de emergencia y el toque de queda hasta las 5:00, pese a los avances en el suministro. ¿Seguridad de las personas o cortina de humo para su inacción?

Boric se escuda en la empresa privada, pero su tono suena más a un intento desesperado de desligarse de un fiasco que a una solución real para los chilenos.