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¿Era necesario?

VIDEO | Gabriel Boric se pasó de otaku en un discurso oficial en Japón y nos hizo pasar vergüenza

Su descargo vía Instagram solo logró avivar el debate sobre la separación entre asuntos personales y la representación de un país. (Foto: GROK-IA)

Durante su visita a Japón en mayo de 2025, en el marco de un encuentro empresarial en la Expo 2025 en Osaka, el presidente Gabriel Boric pronunció un discurso que desató controversia.

Al reflexionar sobre la influencia cultural japonesa, afirmó: "La cultura japonesa es de las pocas culturas, me atrevería decir, que logró disputar el espacio de la hegemonía estadounidense en el mundo", destacando su experiencia personal con series como Capitán Tsubasa, Dragon Ball, Los Caballeros del Zodiaco y el videojuego Pokémon Yellow.

Estas palabras, pronunciadas en un contexto formal, generaron un amplio debate en redes sociales, donde algunos usuarios acusaron al mandatario de frivolizar la cultura japonesa al centrarse en el anime, mientras otros defendieron la relevancia de esta expresión cultural.

El revuelo fue tal que el propio Boric respondió a las críticas vía Instagram, publicando: "La ignorancia puede ser muy atrevida", acompañado de una imagen de un postre con forma de Pikachu servido durante una cena oficial con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba.

Esta reacción, lejos de apaciguar el debate, intensificó las posturas divididas entre quienes consideran que el presidente banalizó un encuentro diplomático y quienes ven en sus palabras un reconocimiento legítimo a la influencia global del anime.

El discurso de Boric resulta problemático por su falta de mesura en un contexto diplomático. Si bien el anime es, sin duda, un pilar de la cultura japonesa contemporánea, su mención predominante en un evento enfocado en comercio e inversiones resta seriedad al mensaje presidencial.

La referencia a experiencias personales, como su infancia viendo Dragon Ball o jugando Pokémon Yellow, pudo haber sido un intento de empatizar con la audiencia, pero terminó opacando temas más relevantes para la relación bilateral entre Chile y Japón, como la cooperación económica o tecnológica.

La respuesta en Instagram, además, no contribuyó a aclarar el propósito de sus palabras, sino que proyectó una actitud desafiante que no se condice con la altura de un jefe de Estado.

La controversia refleja un error de cálculo en la comunicación presidencial. En un momento en que Chile busca fortalecer lazos con Japón, un país clave en inversión y tecnología, centrar el discurso en anécdotas personales sobre anime resulta, como mínimo, inoportuno.

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